EL EGO DEL ESCRITOR

 "Uno no puede ser cantante de ópera e ídolo del pop al mismo tiempo"

                                              - Ryan Holiday

Escribir no es psicológicamente gratis.

Se requiere de un tiempo en soledad física y emocional, tiempo en el que se tiene que invertir mucho conocimiento social, histórico, cultural, etc.

Dicho conocimiento, a pesar de Internet, tampoco es psicológicamente gratis y requiere de la misma soledad.

Es un ouroboros (la serpiente que se muerde la cola) que va girando y girando, pero cuando has metido tu vida en un ouroboros esperas una recompensa, una recompensa por no haber visto a tus amigos, por no haber salido de fiesta, por renunciar a cosas.

El hecho de esperar esa recompensa implica una diferente y amplificada visión de tí mismo. Has gastado seis meses o un año en un libro y quieres que se te reconozca por ello.

He aquí el problema si es que no te sabes controlar.

Es otro ejercicio psicológico el admitir que eso a lo que le has dedicado tu vida no te da beneficio económico o reconocimiento, o al menos no el que tú querías.

Sí, has sacrificado mucho (o eso piensas cuando en verdad no ha sido tanto así), pero ni tú ni el libro al que llamas hijo sois perfectos.

Enhorabuena, ahora tienes el ego del escritor, un cliché tan grande para el gremio como suicidarse o ser adicto. No puedes enviar tu manuscrito a una editorial o a una productora sin esperar que te lo corrijan, sin esperar que seguramente te digan que no les interesa.

La literatura ya no es como antes, hay una competencia bestial porque hay miles de escritores. Gente que ni siquiera conoces se lleva guardando durante mucho tiempo un documento en Word que se traduce a un libro mejor que el tuyo.

El ego del escritor no sirve por mucho sacrificio que creas que haces. Céntrate en escribir por mucho que la mayoría de público no sepa que existes, porque al fin y al cabo, esa es la naturaleza de este trabajo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

ANTON LAVEY: FILOSOFÍA MARGINADA

ESPAÑA: ESENCIA LITERARIA

ASIA Y LA LITERATURA: ANTES, TODO ESTO ERA CAMPO